Carlos González Alonso
Pues sí, me considero un profesional de la
información. Esto es, un periodista; y llevo ya algo así como 35 años de serlo,
con algunos intervalos, por razones propias de la vida. Ser periodista y tener
la honrosa misión de manejar información, ha sido para mí un sello que me ha
convertido en gran medida, en quien soy hoy, para bien o para mal, no sólo en
lo profesional, también como ser humano.
Desde luego que el escribir y pretender ser
escritor, al igual que mi mundo periodístico, obedece a muchas influencias,
pero creo que la principal es el haber aprendido a decir la verdad, aunque esté
equivocado y procurar que la gente conozca esa verdad, sobre todo los jóvenes
futuros profesionales de la comunicación. Igualmente tuve grandes maestros,
como Granados Chapa, Pagés Llergo, Vicente Suárez, Sánchez Vázquez y otros más,
en su gran mayoría ya fallecidos y convertidos en íconos de referencia
histórica. Pero me parece que, independientemente de las técnicas y los métodos
que me pudieran haber enseñado, mi aprendizaje fundamental fue el de conocer su
compromiso, lucha y su práctica constante.
Créanme que fueron muchos los artículos,
trabajos y ensayos rechazados y mal calificados, que en ocasiones tuve que
repetir hasta seis o siete veces, hasta que el editor o el maestro me los
aceptaba para ser publicados, pero sin duda, así son las vicisitudes de este
oficio. Si pretendemos sobresalir en él y sin menospreciar o demeritar el
esfuerzo que se haya llevado a cabo, es el mejor método para aprender. Por
ello, simplemente me limito a señalar que en muchos casos no resultan
suficientes las ganas, ni la entrega y dedicación o las palancas y amistades
que se puedan tener para acceder a un puesto de tanta importancia como el del
periodismo, con el supremo fin de mantener informada a la sociedad, esto es, a
nosotros mismos y a quienes nos rodean.
Todo lo anterior, y lamentablemente nos
conduce a un aspecto terriblemente real, que consiste en considerar los
enormemente bajos salarios que alcanza en promedio un profesional de la
información y del periodismo, porque en el duro camino de irse abriendo paso en
el medio de que se trate, tal parece que la única manera es la de empezar de
gratis o cobrando muy poco, y de esa forma resulta casi imposible pensar en
desarrollarse como individuo, en lo personal, familiar y social y esto sin duda
afecta al desarrollo de una cultura amplia y específica que sólo la práctica y
los deseos de superarse conlleva.
Así que en verdad, con el presente artículo,
mi objetivo es el hacer y procurar que mis compañeros de profesión, jóvenes y
maduros, novatos y expertos, sobre todo en este ámbito local, se preocupen y se
ocupen de alcanzar estudios académicos especializados, una cultura general
aceptable, redacción y ortografía, pero más que nada, de una vida digna que les
permita ser éticos.
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